jueves, 11 de junio de 2009

Viernes 3 AM


La fiebre de un sábado azul y un domingo sin tristezas, esquivás a tu corazón y destrozas tu cabeza. Y en tu voz sólo un pálido adiós y el reloj en tu puño marcó las tres. El sueño de un sol y de un mar y una vida peligrosa. Cambiando lo amargo por miel y la gris ciudad por rosas. Te hace bien, tanto como hace mal. Te hace odiar, tanto como querer. Y vas... Cambiaste de tiempo y de amor y de música y de ídeas. Cambiaste de sexo y de Dios, de color y de fronteras. Pero en sí, nada más cambiará, y un sensual abandono vendrá, y el fin...
 Y llevás el caño a tu sien, apretando bien las muelas y cierras los ojos y ves todo el mar en primavera. Bang! Bang! Bang! Hojas muertas que caen... Siempre igual, los que no pueden más, se van.

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