lunes, 7 de diciembre de 2009

Como si fuese cierto...


Como si fuese cierto, como si lo hubiese sabido: "the show must go on". Como una predicción a un futuro no muy lejano que ya se volvió un pasado no muy pisado.
Duro es sentirse indefenso, sentirte en la línea que separa todo. Duro es sentir que estás en manos de alguien que no conoces, en quien estás obligado a confiar (por tu bien). Obligado a entregar hasta la más mínima parte de tu vida para que alguien más pueda hacer algo para que no se desvanezca. La presión dentro del pecho del no saber que puede pasar con vos cuando vuelva a salir el sol, las mil cosas que se cruzan por tu mente en esas horas de obscuridad honda y sin pudor. Sentir que te podes morir, que puede que no vuelvas a ver el sol, sentir que tus venas se rompen de tanto líquido que te tratan de meter para que puedas sobrevivir, para que sigas adelante. Los moretones que veo hoy, los cuales agradezco y maldigo. Gracias a Dios que a alguien se le ocurrió decir "Radiografía de Tórax" y minutos más tarde, después de haberme advertido que podía esperar lo peor, sin titubear decir: "TAC" (sí, tomografía computada). Los quince minutos más extensos de mi vida dentro de ese tubo con una voz: "respirá hondo - mantené - respirá normal". El frío y la sensación de que no hay frazada ni sol que pueda hacer que vuelvas a sentir el calor corriendo por tus huesos, volando de fiebre por una infección que se está apoderando de tu pecho.
Volver con cara de miedo, con cara de "decime que está todo bien y me puedo ir a mi casa". Pero no, las espectativas se vuelven vanas en el momento que ves la cara de alguien oscura, triste. Esos 5 minutos de espera, otros eternos, de suponer que puede pasar con vos, sentir el "¿Y ahora?". Y la ves volver, con una cara peor que con la que se fue, y te mira con un dejo de lástima y otro de dolor, la mirás llorando y le decís "¿Qué?" y todo lo que hace es mirar al piso y decir "Era lo que sospechabamos" y llorando todo lo que te sale decir es "¿Entonces me tengo que quedar? ¿Mucho? ¿Por qué?". Y atontada en tantas preguntas todo lo que dice es "Sí" y ahí explotás, ya no sabés que va a ser de vos los próximos minutos, horas, días, semanas. Y van a buscar a tu mamá, a darle la noticia de que la nena se queda internada por una bronconeumonía emparchada agravada con bronco espasmos y ya no me acuerdo que otro nombre raro le pusieron. Y vas, la mirás y llora, y vos llorás, y sentís miedo y confusión, y no sabés que hacer "¡TRAGAME TIERRA!".
Y así de fácil, cuando te querés dar cuenta estás tirada e indefensa en la cama de una guardia, con cables y agujas por donde mires, cada dos minutos ves que se abre la cortina que tenés en frente y es alguien con una bandeja plateada con alguna jeringa, un frasquito, gasas y hiodo. Te morís de miedo y no te queda otra que tragártelo, que aguantar y llorar y gritar, pero es eso o que tus bronquios se cierren tanto que ya no dejen pasar ni la más mínima molécula de oxígeno en el aire y ahí si que se viene lo peor.
10 minutos después te mirás, tenés una vía endovenosa en el brazo derecho, un tubo en la naríz que te pasa oxígeno, un cable en el dedo que te mide las pulsaciones y el oxígeno en sangre y como si fuera poco, te dás cuenta de que te sacaron sangre 3 veces de venas y dos arteriales, te ves llena de gasas y amarilla por el hiodo y en ese momento decís "WHAT?".
Y así sentís que van pasando los minutos cual reloj de arena, lentos, lentos, casi imperceptibles, rozan por tu sangre sin que los notes, y vos seguís ahí, mirando todo, atenta. Y cuando te querés dar cuenta pasó un día y te ves comiendo una porción de pizza horrible, te volvés a ver toda pinchada, no podés siquiera doblar los brazos y te están paseando en silla de ruedas por todo el sanatorio para poder llevarte a la habitación 619, 6º piso, tu hogar por los próximos 4 días.
El tiempo sigue rozando, no querés moverte, sólo dormir, que el tiempo pase, que mágicamente en algún cierto momento abras los ojos y mires y digas "YA PASÓ" pero no, pasa lento, pasa, pero muy lento, buscás mínimas cosas para distraerte, podés llegar a peinarte todo el día, lavarte los dientes veinte veces y perder la cuenta de todas las veces que te levantaste para simplemente apoyar los pies en suelo firme. Cuando te querés dar cuenta te duele toda la espalda baja de tanto estar apollada en la misma puta posición, te duele el brazo porque se te está rompiendo una vena, te querés arrancar el puto tubito de la nariz porque querés salir corriendo lo más rapido posible de ese infierno que es tu salvación.
Y siguen pasando los días, jeringas y pastillas no faltan, comidas frías y poco sabrosas tampoco, no falta aburrimiento pero sobran quejas. Empezás a darte cuenta que hay gente del otro lado y querés ver, querés distraerte con cualquier cosa, y salis, y empezás a caminar por los pasillos como en busca de algo que no vas a encontrar. Y sí, el tiempo sigue pasando y cuando te querés dar cuenta tenés los ojos llenos de lágrimas porque te acaban de cambiar de brazo la vía porque como sospechaste se tapó y te explotó una vena. Y te la tenés que bancar igual.
Pero como todo lo malo, pasa. Esto pasó, hoy 07/12/09 estoy en mi casa, me fui de alta hoy al mediodía, desde el 02/12/09 la pasé mal, lo admito. Lloré, me quejé y rezongué como nunca.
Los cinco días más largos del tiempo de mi vida, ya pasaron...
Gracias a los que me acompañaron, a los que me hicieron el aguante, a los que aguantaron mis quejas, a mi familia, mi mamá (que se la bancó como una reina), a mi hermana, a mi abuela que más allá de todo estuvo desde el principio, a mis tíos, mi viejo, a mi abuelo. A todos.
Gracias infinitas a los médicos, los enfermeros, camilleros, radiólogos, a todos los que me bancaron también, a las chicas de limpieza, las de la comida. Si no fuera por todos ellos, no sé que hubiera sido de mí, no sé si podría estar acá escribiendo esto, como un recuerdo.
Gracias nuevamente. Carolina Narvaja.